Cambiar nuestros hábitos
alimentarios, puede crear al principio confusión y desánimo, especialmente ante
la cantidad de publicidad de productos que se pueden encontrar en el
mercado. Es muy fácil decidir un cambio mental e intelectual porque
podemos intuir sus ventajas a largo plazo. Nuestra mente, puede aceptar cambios
rápidos, pero nuestro cuerpo físico tiene una vibración más lenta y necesitará
tiempo, tiempo para aprender a utilizar y absorber estos nuevos alimentos que
tal vez tenía olvidados. Los cambios rápidos no son duraderos. Un cambio lento,
es la base para una forma de vida sana y prolongada.
Necesitaremos un
periodo de transición en el cual iremos poco a poco sustituyendo unos
ingredientes por otros con perseverancia, añadiendo poco a poco los nuevos
ingredientes a nuestra cocina diaria. Si deseas alimentos de los de antes,
tómalos pero en poca cantidad. Al mismo tiempo, intentaremos comprender la
energía, el efecto y la vibración de lo que comemos hasta que podamos valorar
la diferencia a todos estos niveles entre lo que comíamos antes y lo que
comeremos ahora.
Cada uno de nosotros
tendrá su ritmo para adaptarse a este nuevo tipo de alimentación, por eso no es
bueno compararse con otras personas ni juzgar a los demás, debemos simplemente
seguir nuestro camino.
Otro factor a
tener en cuenta, es que no debemos esperar en este tipo de alimentación sabores
extremos (extremadamente dulce, o salado, o ácido…). Cuando buscamos el equilibrio
entre el yin y el yang, huyendo de alimentos extremos energéticamente hablando,
como consecuencia, también encontramos equilibrio en el sabor de los alimentos.
Iremos obteniendo un paladar más refinado, capaz de preferir el suave dulzor en
lugar del empalague, captaremos matices con nuestro paladar que hasta ahora ni
podemos sospechar, y poco a poco lo que hoy nos parece apetecible, nos parecerá
excesivamente dulce o salado con el tiempo.
PRIMEROS PASOS HACIA UNA ALIMENTACION
MAS NATURAL:
1.
Reduce:
–
El consumo de carnes
rojas (cerdo, ternera, cordero, embutidos), y huevos, grasas animales,
sustitúyelos por pescados.
–
El consumo de productos
lácteos y mantequilla. Margarinas.
–
Productos comerciales
(enlatados, congelados, precocinados) y comidas preparadas.
–
Carbohidratos refinados
como pasta, pan, arroz blanco, harinas, bollería…Mejor toma carbohidratos
integrales.
–
Azúcar, chocolate,
alcohol, estimulantes, bebidas gaseosas y azucaradas.
2.
Nuevos hábitos:
–
Come diariamente cereales integrales como arroz, mijo, cebada o quinoa.
–
Pan integral de calidad ecológica.
–
Proteínas vegetales como
garbanzos, alubias, lentejas, guisantes, habas…
–
Come diariamente
en cada comida verduras de todo tipo (de raíz, de hoja y redondas), frescas si
es posible y con distintos tipos de cocción.
–
Utiliza sal marina sin
refinar en vez de sal blanca refinada.
–
Aceite de oliva o sésamo
de buena calidad (prensados en frío).
–
Pescados (mejor
frescos), sobre todo blanco y en menor cantidad azul.
–
Fruta fresca o seca en
lugar de pasteles o golosinas.
–
Semillas de sésamo,
pipas de calabaza y girasol (tostadas 2 minutos), una cucharada sopera diaria,
también de vez en cuando almendras o avellanas pero en menor cantidad.
–
Infusiones, café de
cereales, leches vegetales (hervidas 5 minutos)
–
Zumos naturales (no
comprados), cerveza o un poco de vino de buena calidad (si se desea).
3.
Como lo voy a hacer:
–
Come cuando tengas
hambre, bebe cuando tengas sed.
–
No hace falta pasar
hambre, come hasta que te sientas satisfecho/a.
–
3 comidas al día,
siempre en horarios fijos, si sientes hambre puedes hacer 5 comidas.
–
Come siempre sentado,
sin televisor, mastica mucho y bien cada bocado, sin prisas, sin estrés. Tomate
tu tiempo y disfruta.
–
Si te apetece comer lo
de antes (como un extra), no te sientas culpable e intenta comer la mitad de
esa comida y masticando mucho, mucho cada bocado (al menos 50 veces).
–
Cocinar una hora todos
los días.
–
No congelar, ni comer comida
congelada. No utilizar el microondas.
–
Utilizar distintos tipos
de cocción, vapor, horno, estofado, ensalada…