¿QUÉ ES LA MACROBIÓTICA?
Macrobiótica ‘Macro’ viene del griego y significa ‘grande’/’mucho’. ‘Bío’, también griego, significa ‘vida’. El sufijo ‘tikos’ quiere decir ‘técnicas’ o ‘ciencias’. La ciencia de la gran vida, de una vida larga y plena. Es la alimentación del pasado, del presente y del futuro de la raza humana.
Es una forma de alimentarse basada en la división de los alimentos en Yin y Yang, entre los cuales debe existir un equilibrio. En la ciencia actual sabemos que para que haya salud debe existir un equilibrio entre los opuestos; sodio-potasio, ácido-alcalino, frío-calor, etc. La macrobiótica lo sintetiza en alimentos yin (expansivos, fríos, relajantes, blandos…), y alimentos yang (calientes, contractivos, duros…), todos son necesarios y buscamos un equilibrio entre el cuerpo y la naturaleza.
La Macrobiótica no es solo una acumulación de recetas. Es una enseñanza holística, una manera de vivir, un crecimiento personal continuo. Nos ayuda a entender que el cuerpo, la mente y el espíritu son parte de un todo. Si el sentido de nuestra existencia es tener una vida plena y feliz, con la alimentación macrobiótica lo podemos conseguir. Nos ayuda a potenciar nuestra vitalidad. Nos enseña de forma intuitiva qué deberíamos comer, cuándo deberíamos comerlo, hora del día o estación del año, y cómo deberíamos combinar los alimentos, para poder dar el 100 % de nosotros mismos. ¿Dormir la siesta después del almuerzo? Todo lo contrario. Te sentirás más vital y motivado.
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HISTORIA DE LA MACROBIÓTICA
El primer registro de la palabra ‘Macrobiótica’ la encontramos en un escrito de Hipócrates, que se titula «Aire, agua y lugares». Esto fue hace más de 2.400 años. Hipócrates usa esta palabra refiriéndose a personas que gozan de saludo y una larga vida. En sus dos obras «Alimentos», y «Medicina y Tradiciones» declara lo siguiente:
«Que tu alimento sea tu principal medicina».
En la era moderna, fue a principios del siglo XVIII cuando un alemán, el profesor de medicina Christoph Von Hufeland, médico personal de Goethe, escribió un libro titulado «Macrobiótica, el arte de prolongar la vida». En este libro dio recomendaciones alimenticias muy similares a las que conocemos hoy en día. A finales del siglo XIX, el médico japonés Sagen Ishizuka fundó la primera organización macrobiótica llamada Sukuiokai. Este médico había sufrido una enfermedad de riñones que no se pudo tratar con la medicina moderna. Decidió cambiar radicalmente sus hábitos alimenticios, basando su alimentación en cereales integrales y vegetales. Y, se curó. Según él, todos nuestros problemas, tanto de salud como problemas sociales están causadas por una mala alimentación, en concreto por un desequilibrio entre sodio y potasio. Por otro lado, la alimentación basada en cereales integrales y vegetales concuerda con la constitución biológica del ser humano. Una alimentación que nos ayuda a adaptarnos nuestro entorno.
Hoy en día, en la Macrobiótica podemos distinguir entre:
- Una alimentación para personas que no tienen problemas de salud. Es una alimentación abierta y flexible. No se excluye ningún alimento, pero sí aprendemos lo que nos conviene evitar por cargar demasiado a nuestro organismo. Por otro lado, vemos con qué alimentos nos reforzamos y mantenemos nuestro equilibrio.
- Una dieta específica para los que padecen alguna patología. En este caso, la alimentación es muy restringida e incluye platos específicos medicinales, dependiendo de la patología. Esta dieta, evidentemente, es temporal, hasta que la persona esté curada.
¿QUÉ SIGNIFICA COCINA NATURAL Y ENERGÉTICA?
En las últimas décadas, nos hemos ido alejando cada vez más de la alimentación tradicional y natural de nuestros antepasados. Los productos procesados, la comida precocinada y congelada, el exceso de sal y grasas saturadas causan un sinfín de enfermedades que antes ni se conocía. Hemos perdido la alimentación rica en fibra, vitaminas, carbohidratos, buenos aceites y en vitalidad y energía.
La alimentación de hoy en día son calorías vacías. Nos llena al principio, pero al rato nos da un bajón energético y tenemos que volver a reponernos. Nuestro sistema digestivo suele trabajar mucho más de lo que debería. De esta manera, otras tareas importantes como la limpieza, la construcción y reparación de nuestro organismo se quedan atrás.
Dieta deriva de la palabra griega ‘diaita’, que significa ‘forma de vivir la vida armónicamente, con un cuidado especial en preparar y seleccionar los propios alimentos’. Esto nos dice que no solo de los alimentos vive el hombre. También el aire y las vibraciones electromagnéticos, cósmicos y terrestres nos alimentan y son importantes para nuestro estado físico y emocional. De todo ello, donde más influencia tenemos es la elección de los alimentos y la forma de prepararlos. De cada alimento, la macrobiótica estudia qué es lo que nos da y qué es lo que nos quita, y lo pone en un balance.
Nosotros somos materia y energía, todo vibra, esa vibración puede ser diferente de unas personas a otras, de unos objetos a otros y de unos alimentos a otros. Siempre intentamos equilibrarnos a todos los niveles, buscar lo que nos falta, dejar lo que nos sobra para sentirnos más completos en nuestra vida. Cuando hace frío nos abrigamos y comemos alimentos calientes y con más proteínas. Cuando hace calor nos vestimos con menos ropa y comemos alimentos que nos refresquen y con menos proteínas. Si estamos cansados intentamos dormir más. Y si tenemos un exceso de energía, bailamos, andamos, corremos, etc. A cada momento, nos nutrimos de un sinfín de variedades de energía, que forman parte de nosotros, se integran y permanecen hasta que se eliminan.
Cada alimento proporcionará a nuestro cuerpo diferentes energías, estados de ánimo, emociones, mayor o menor grado de vitalidad, diferente temperatura corporal, etc. Estos efectos los podemos apreciar muy bien con alimentos extremos, si tomamos alcohol nos sentiremos muy diferentes a si tan sólo tomamos agua. Lo mismo sucede cuando ingerimos grandes cantidades de carne o únicamente verduras.
Cada alimento tiene una personalidad, energía y efectos únicos, dependiendo de sus características de crecimiento: velocidad, dirección, estación, tamaño, densidad, contenido en agua… Todas estas cualidades producirán distintos efectos y reacciones en nosotros. Podemos elegir entre dos opciones: escuchar lo que el cuerpo nos dice y hacerle caso o, por el contrario, esperar a oír sus aullidos para actuar precipitadamente.
En definitiva, esta alimentación es tan sencilla como aprender a escucharnos de nuevo, desarrollar la intuición, el amor por el entorno, por los demás y lo más importante, por nosotros mismos.
LOS ALIMENTOS DE LA MACROBIÓTICA
Según los estudios acerca del Yin y el Yang, para tener el organismo humano en equilibrio, hacen falta cinco partes Yin por una parte Yang. La misma relación encontramos entre el sodio (Yin) y el potasio (Yang) en nuestra sangre.
Podemos clasificar los alimentos en dos grupos generales, desglosando sus características para poder entender mejor sus efectos energéticos. Este criterio nos viene de la tradición milenaria de los pueblos de oriente aunque la encontramos por todo el mundo, bajo distintas denominaciones. Es el criterio de comparación yin-yang, instrumento que usamos para comprender la naturaleza en general, cómo funciona nuestro organismo, y también usamos este criterio en la cocina.
- Yin representa las fuerzas centrífugas, enfría, efecto ligero, superficial.
- Yang representa las fuerzas centrípetas, contracción, calienta, efecto pesado.
Los cereales integrales constituyen la base de una alimentación macrobiótica, dado que se acercan mucho a este equilibrio del 5:1. Las legumbres también tienen un peso importante. Igualmente las verduras y las algas. Comer de forma macrobiótica no es ser vegetariano, teniendo en cuenta que el producto animal ha de ser consumido en pequeña proporción con respecto al vegetal, prefiriendo el pescado a las carnes.
Por todo ello debemos tener en cuenta varias consideraciones:
- Los ingredientes a emplear en el menú: Deben ser variados y contener todos los grupos de alimentos necesarios para que nuestro organismo funcione correctamente, es decir, cada menú debe llevar cereales, proteínas (vegetales o animales), verduras, aceite y/o semillas, pickles y algas.
- Composición: Sugerimos empezar en verano con una ensalada y en invierno con una sopa caliente o consomé. Después, en un plato, debemos combinar un 40-50% de cereal (arroz, trigo, cebada, mijo, quinoa, etc.), un 20-15% de proteína (legumbres, tempeh, tofu, seitan, pescado, carne, huevos) y un 40-30% de verduras de temporada. El 5% restante, lo emplearíamos con algas y pickles. Para terminar, podemos tomar una infusión. Los postres (dulces y fruta), los dejamos para consumirlos entre comidas para que no se combinen con las proteínas, pues harían más pesada la digestión.
- Sabores: En la comida ideal, deberían estar presentes todos los sabores, dulce (cereales, fruta, melazas, mermeladas naturales, …), amargo (lechugas, alcachofas, frutos secos tostados, endivias…), ácido (limón, vinagre de arroz, fermentos como el chucrut), picante (ajo, jengibre, mostaza, pimienta, rabanitos, …) y salado (sal, salsa de soja, aceitunas, miso, …), con predominio del dulce, que será del 80%.
- Estilos de cocción: Cada tipo de cocción tiene efectos diferentes y proporciona un determinado tipo de energía, esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de preparar nuestros menús. Hay que ir variando según la estación del año y el efecto que deseemos obtener. Alternaremos entre cocciones largas y cortas, que calienten y que enfríen, que activen y que relajen, que refuercen y que depuren, etc.
TESTIMONIOS DE ALUMNOS
Ana María
Esther
Teresa Vázquez Luque
Inma
Deseo compartir mi experiencia y el porqué decidir cambiar a la alimentación macrobiótica:
Tras siete años de problemas digestivos endoscopias cados dos años y tratamiento de por vida de Omeprazol y antiácidos, mis problemas digestivos no mejoraban, me llevo a parecer una mujer embarazada de 4,5 meses de la inflamación crónica de barriga, además de dolores continuos de estomago que me llagaba a doblarme del dolor e incapacitarme para hacer mi vida normal. Me diagnosticaron hernia de hiato y reflujo esofágico e intolerancia a la lactosa entre otras muchas intolerancias alimenticias.
En los últimos años las limitaciones que me ponía el médico de digestivo, de muchos alimentos unido a mis intolerancias alimenticias me llevó a comer mal, aunque intentaba comer sano pero me faltaba sabor y además no mejoraba de mis dolencias, sin mencionar la falta de energía, la caída exagerada del cabello y las uñas quebradizas, unidos a mis dolores musculares y de cabeza ,por padecer también de fibromialgia diagnosticada por la misma fecha de mis problemas digestivos, pues según el médico internista que me llevaba, los problemas derivaban de mis intolerancias alimenticias…,y me suprimió otros muchos alimentos, porque según el mejoraría, cosa que no sucedió, prácticamente, mi alimentación se volvió muy carnívora con el asquito que me da comer carne¡¡¡¡ pero era de las pocas cosas que no me suprimían y permitían comer.
Fue entonces cuando mi desesperación me llevo a querer saber más y decidí investigar por mi cuenta para buscar una solución y una alternativa a mi alimentación, que no fuera una dieta continua, algo que me hiciera sentir bien sin renunciar a lo que más me gusta como es comer bien sin renunciar al sabor y a la belleza de los platos bien presentados y a deshacerme de la carne lo más posible pues cada día la tenía más aborrecida ¡
Fue entonces cuando decidí acudir a una charla que daban de alimentación macrobiótica y tras ella pensé, que ahí podría encontrar la solución a mis problemas y me apunté a cursos esperando poder sanar mi cuerpo.
Gracias a la macrobiótica, llevo más de dos años sin tomar ni un solo medicamento para el estómago, desde el primer mes de empezar empecé a dejar las pastillas de omeprazol y antiácidos, pues notaba que la acides se reducía por días hasta desaparecer y desde hace tiempo he notado uñas duras y ha cesado la caída del cabello desproporcionada, además de tener más energía vitalidad que nunca y mi piel deja de verse reseca sin necesidad de utilizar cremas, increíble ¡¡¡ Mi calidad de vida en cuanto a la fibromialgia, ha mejorado notablemente ya no me levanto con dolores ni cansada y espero poder sacarla de mi vida por completo.
He aprendido a comer realmente sano, he conocido productos que ni sabía que existían, se me ha abierto un abanico de alimentos nuevos, algunos más que deliciosos, y a saber alimentarme de una forma equilibrad, he aprendido a saber que alimento realmente me hace bien y cuál me hace daño y sobre todo a como quiero comer a partir de ahora para tener una salud plena y una vida plena, y sobre todo a saber seleccionar, y hasta he dejado el hábito del tabaco¡¡ que aunque no fumaba mucho, también ha de tenerse en cuenta, pues me siento liberada de muchas formas, me siento más en sintonía con mi cuerpo.
Mi eterno agradecimiento a la macrobiótica y a mis profesores por todo lo que nos han enseñado, por devolver el equilibrio a mi cuerpo, por enseñarme a comer correctamente y por ayudarme a vivir más feliz y más sana.